Durante las últimas décadas, muchas de las oficinas que se han construido en grandes ciudades han sido a las afueras, lo que ha generado importantes deficiencias vitales para los habitantes. En la ciudad del futuro la relación se invierte y son los centros de trabajo los que se sitúan donde viven las personas.
Xavier Güell, Director de la Oficina de CBRE en Barcelona
Madrid,
02
Marzo
2021
|
13:32
Europe/Madrid

Siete barrios lideran el proceso de transformación hacia la Barcelona del futuro: más sostenible, armónica y con mejor calidad de vida

Según un estudio pionero realizado por CBRE, primera compañía a nivel internacional en consultoría y servicios inmobiliarios, siete de los 73 barrios que conforman Barcelona alcanzan un óptimo equilibro entre huella residencial y de oficinas, ofreciendo una mejor calidad de vida a sus ciudadanos y liderando el proceso de transformación de la ciudad hacia la Barcelona del futuro: más sostenible, armónica y que prioriza el bienestar de sus habitantes. En el análisis de este estudio se han tenido en cuenta los datos demográficos, económicos y del mercado inmobiliario para obtener una visión diferencial del desarrollo urbanístico de las ciudades y ponerla al servicio de planes de crecimiento o regeneración urbana ordenados y centrados en las personas.

Para este estudio, que se ha tomado como modelo en primer lugar Barcelona y se irá aplicando a otras ciudades españolas y europeas en el futuro, CBRE ha cruzado cifras de superficie de oficinas con datos de población activa (personas de entre 25 a 64 años) para cada uno de los barrios y ha comparado el resultado con la ratio adecuada, que se sitúa en un rango de entre 7 y 14 m2/persona. Así, los barrios barceloneses de Sant Gervasi – Galvany, Les Corts, Poblenou, La Marina de Port, Pedralbes, L’Antiga Esquerra de l’Eixample y Tres Torres presentan, a día de hoy, un buen equilibrio entre vivienda y oficina. Los sectores que predominan en estos siete barrios son: financiero, tecnológico, servicios al consumidor y ocio y energía.

La reducción o desaparición del commuting, clave para el equilibrio de las ciudades

“Durante las últimas décadas, muchas de las oficinas que se han construido en grandes ciudades han sido a las afueras, lo que ha generado importantes deficiencias vitales para los habitantes. En la ciudad del futuro la relación se invierte y son los centros de trabajo los que se sitúan donde viven las personas. Los edificios de oficinas se integran de manera sistemática en los barrios, permitiendo que las personas acudan a los centros de trabajo caminando. Los centros de trabajo y de vida están cerca y esto es lo que refleja este estudio: qué barrios están ya más cerca de ese equilibrio óptimo”, explica Xavi Güell, director de la oficina de CBRE en Barcelona y quien ha liderado este estudio.

En el lado opuesto, los barrios con mayores desequilibrios serían Sants – Badal, Vallvidrera, el Guinardó y Horta, donde apenas hay espacio de oficinas en relación a la población activa que reside en la zona –“lo que supone que los habitantes de estos barrios hayan de salir masivamente a diario para desplazarse a los centros de trabajo”, explica Güell; por otro lado, encontramos barrios como La Marina del Prat Vermell, donde la ratio se dispara a más de 280 m2/persona, apuntando a un claro dominio de la huella de oficinas sobre la residencial, dejando a partir de las 19h de la tarde barrios con poca actividad.

Un criterio de sostenibilidad en la localización de las corporaciones

“En este sentido, habrá empresas que se desplegarán bajo una estructura fractal, es decir, se fragmentarán en varias sedes o unidades operativas más pequeñas y bien interconectadas con un objetivo doble muy claro: acercarse lo máximo posible a donde viven sus empleados para incrementar exponencialmente su calidad de vida y lograr así atraer y fidelizar talento y, por otro lado, eliminar o reducir notablemente el impacto de la huella de carbono corporativa de la empresa con esta reducción del commuting”, añade Güell.

En la práctica, este modelo supone un cambio total de paradigma en la manera en la que las corporaciones ubican y dimensionan sus espacios de trabajo, introduciendo un criterio de sostenibilidad en la búsqueda de la mejor localización. A partir de ahora, en los procesos de búsqueda, se incorporarán criterios como el lugar de residencia de los empleados, la densidad de su fuerza laboral por barrios y municipios o el coste y duración de los desplazamientos. Bajo esta nueva estrategia, el empleado pasa a ser el centro de las decisiones.

El reto de las ciudades consolidadas

Es difícil pensar en este modelo de futuro cuando hablamos de ciudades consolidadas como es el caso de la inmensa mayoría de ciudades del mundo como Barcelona. Desde CBRE, se destacan tres vías para hacer frente al reto que supone la reordenación del equilibrio en la huella residencial/oficinas cuando no hay espacio suficiente para construir nuevos edificios: en primer lugar, se puede actuar en los ejes actualmente en transformación, las grandes bolsas de suelo que quedan en Barcelona, en alguno de estos ejes se ha diseñado un planeamiento donde prevalece eminentemente todavía el uso de oficinas, pero se debería tratar de reequilibrarlos antes de que se hagan efectivos estos desarrollos. Otra vía es la transformación del uso de los edificios ya existentes cuando estos queden desocupados para así conseguir el reequilibrio de usos en el barrio y lograr la harmonización de las ciudades. Y, la tercera vía, es detectar los edificios existentes que están en desuso o infrautilizados -habitualmente suelen estar en el centro de la ciudad y son tanto de titularidad privada como pública-, rehabilitándolos y dándoles el uso que realmente requiere el barrio ya sea vivienda u oficina y, así, ponerlos de nuevo en el mercado.

En cualquier caso, es necesaria la colaboración entre el sector público y privado para avanzar en el desarrollo de las ciudades del futuro. “El sector público se convierte en un gran aliado para construir la ciudad del futuro. Su colaboración será imprescindible a la hora de ayudar en los cambios de uso en los barrios que no dispongan de mucha dotación de oficinas, agilizando licencias para rehabilitaciones dedicadas a integrar este concepto e incluso destinar equipamientos en desuso que tienen repartidos en distritos y barrios para desarrollarlos o rehabilitarlos y ser ofrecidos en alquiler a las empresas para lograr así más capilaridad y oferta. Con todo ello, contribuirían de manera definitiva al despliegue del nuevo paradigma”, recuerda Güell.